
Qué es lo que hace tan especial la imagen de algo que viste, o la presencia de una persona que conociste?. Es uno quien construye ese pensamiento para convertir el sujeto en algo perfecto?. Si creo que es mía la construcción de la emoción, o pensamiento, para tapar falencias personales, me estoy encerrando en un mundo solitario y banal, lejos del sacrificio y lo divino. Yo quiero creer que mucho de este mundo es verdaderamente espectacular, que posee belleza y bondad por sí mismo, pero se observa tantas veces día a día, noche tras noche, semana tras semana, que es fácil ir perdiendo la capacidad de impresión. Incluso yo, que quiero estar al tanto de lo que sucede segundo a segundo, me dejo absorber por pensamientos mundanos. Y mi futuro laboral?, y cómo criaré a mis hijos?, y la plata para tomar la micro?, hasta cuándo subirá el precio de las cosas que compro?... y te absorbe, y te corrompe, y te transforma en un bípedo gris, como todas las veredas, como todas las calles y edificios. Yo quiero creer en las cosas especiales, en lo único, en lo que pueda enseñarme algo espiritual y real. Ya no quiero sentir el temor. Sólo quiero que los cielos se vean más azules, los pastos más verdes, y sentir que mi risa está renaciendo más viva. Si logramos entrelazarnos, no será necesaria la palabra para transmitir nuestros pensamientos, elevándonos por algunos momentos fuera de este mundo tan básico y palpar el nectar de la vida. Lo esencial es invisible a los ojos.
Ella tiene algo. Algo oculta, y ella es lo más adorable que he visto en mis últimos meses de experiencias. Ella es bella por sí misma.