miércoles, 1 de julio de 2009

Flujo Luminoso


He llegado al punto sin retorno. Honda respiración, la mente está extraviada.
... Sobrevolando pensamientos envueltos en hojas...
... Desglosando las luces... separando...
... Envuélveme, música...
... Extravíame en tus ondas...
Seamos el individuo
Armando figuras en el agua perpetua
Conteniendo las nubes y su tormento
Retozando en las supernovas
Seamos el universo.

jueves, 12 de febrero de 2009

Queridos Pensares


La mente puede expandirse hasta lugares infinitos, es la racionalidad quien impone las líneas. Nostalgia cuando percibo los límites. ¿He hecho lo que realmente pude hacer...?. Cuestionamientos innecesarios dentro de una mente tormentosa, turbulenta, llena de colores fuertes y noches oscuras. Dentro de una burbuja que se vive, e ingenuamente viviendo. Hay más allá; más allá de las ilustraciones del pensamiento. Hay un mundo de pobreza enardecida y unos ricos complacientes. Hay más allá de los catálogos de mierda, hay más allá que un lápiz y una hoja... hay un pensar, una contemplación, una sensación.

Quiero ser inteligente como los inteligentes y comprender como los que comprenden. Quiero dar críticas más allá de la moda. Quiero expandir la mente hasta donde están las estrellas que ven mis ojos. Quiero querer un poco más... hasta donde no se dibujen las ideas...

Aura del azul oscuro de la noche


No quiero decir nada inteligente. Algo o nada?. Algo coherente, pero no inteligente. Como "Aura del azul oscuro de la noche", o también "unas almas atormentadas buscan la perfección en el fuego". Sólo pequeños sociegos en el ocio, en los que intento compaginar los dibujos trazados por mi mente y alma, donde busco un equilibro, suponiendo que así estoy encaminado hacia las tierras de la paz. Pensando, o sintiendo. Observando... No hallo respuestas concretas entre la tempestad. En el ojo de la tormenta hay mucho caos y energía, se ven muchas cosas vivas, pero es fácil perderse y difícil ir contra la corriente. Así que:

"En el ojo de la tempestad
almas atormentadas buscaban en el fuego
la perfección para encontrar la paz.
Estaban perdidas sintiendo, observando
esperando una ansiada tranquilidad
cobijada por el aura del azul oscuro,
el aura del azul oscuro de la noche"

lunes, 26 de enero de 2009

Truco


La luz me engañó,
brilló más en la nada
y menos en el todo.
Los pájaros me ignoraron,
ocupados en sus asuntos
y jamás cantaron.
Me levanté
y fui directo
donde nace el manantial,
aguas heladas del río
susurraron una profecía
que yo no quise escuchar.
Iba como la hoja
empujada por el viento
y no por sus filamentos.
Iba ciego y decidido
donde nace el manantial.
Flores yertas me silbaron,
me miraron con ironía,
las odié y desprecié.
Una luz brillante al final
me hizo las flores olvidar.
Ansioso yo esperaba
poder bañarme y dibujar
en las aguas del manantial.
Ya llegando donde nace la vida
un espejismo me habló
humano, usted se equivocó
sí, me di cuenta
y la luz
y los pájaros
y las aguas
y las flores
tenían razón.
Luces etéreas: nunca nada fue más ambiguo.

jueves, 22 de enero de 2009

Intentando Ser

Antes de amar: ¿Quién soy?, ¿Qué entrego?, ¿cuál es mi esencia?. Tanta pregunta, tantas vueltas de carrusel. No es un momento claro, estoy invadido de dudas. No existenciales, sino esas dudas mentales simples. Me avergüenzo un poco al reconocer ésta vulnerabilidad en contraste a mi recurrente caparazón: ¿Soy bueno?, ¿entrego buena vibra?, ¿siembro frutos en las personas?, ¿Las inspiro?. Y siempre mi antagonista: El silencio. Mi némesis, víctima de mis fantasías mentales. Comunicación es expresión, es compartir experiencias. Es compartir sentimientos, es el intento y logro de unificación. Somos parte de un todo. Yo soy parte de un gran ente, una influencia individual y colectiva. Yo soy, no cuando lo pienso, sino cuando me hago parte y logro intercambiarme con mis semejantes también. Lo que siento es real cuando lo evidencio y demuestro. Sino, nada.

lunes, 5 de enero de 2009

Desde mi Inconciente

Viajando flotando, apareciendo de la nada, con todo o nada. Así son los sueños.

Aparecíame en una ocupa, con un montón de gente joven. Encontrábame en un grupo donde hallaba rostros que me eran familiares, mas eso no me impedía pasarla bien con ellos. Tenía dos vasos, uno de vino blanco con jugo y otro de ron con jugo o algún similar. En una pieza al frente mío, a unos 10 metros de distancia, un grupo integrado sólo por hembras me hicieron un gesto que me incitaba ir donde ellas y me acerqué, compartimos un rato. Había una que yo conocía, una presencia donde ya existían lazos; me miraba mucho, yo la miraba. Ella me excitaba. Compartimos un poco, y todos en la ocupa decidieron que ya era hora de irse, y me fui con ellos. Quedé en una pieza sirviéndome bebida y me atrasé respecto a la gente que se alejaba. Buscaba al grupo donde antes estuve, o a la chiquilla con la que compartí un rato, mas no veía a nadie. Era de noche, en la calle, estaba oscuro. Sólo oía voces... oí la voz de la chiquilla, y la seguí. En el camino me encontré con amigos que no conocía plenamente, y les dije que me siguieran. Así, fuimos a la casa de mi padre. Noté que se estaba dando lugar una fiesta familiar con sus padres y hermanos. Llamé a la puerta y nadie abrió. Abrí la puerta y fui a saludar a mi padre que estaba en la cocina preparando una ensalada verde. Me miró con sorpresa y un dejo de indiferencia, a la que yo respondí de la misma manera, así que subí las escaleras hacia el segundo piso. Allí vi a mi tío Vladimir, ya con su ojo derecho sano. Él me ha mirado también con un dejo de indiferencia y bajó las escaleras. Fui a la pieza de mi padre y allí de pie, al lado derecho de la cama, dando la espalda a esa ventana, estaban tres viejas. Eran parte de mi familia, de unos ochenta años cada una, muy cariñosas conmigo, y yo las he saludado cariñosamente. Saludé a mi Abuela Lidia con mucha atención, también saludé a mi abuelo con pequeño aprecio... y saludé a la señora que mayor edad poseía en esa casa, una abuela postrada en la cama de mi padre, la cual no recordaba... o al menos no ahora. La saludé, y bajé las escaleras.
Fuimos con mis amigos conocidos en un auto a otra casa, era de noche, oscuro, fuimos a otra casa. Una casa de dos pisos, antigua, mal conservada, que daba un ambiente fúnebre y patibulario... pero de algún modo agradable. Había mucha gente en ella, conversando, tomando ron, o cerveza, o vino. Estaba oscuro, y por dentro sólo las velas iluminaban las habitaciones. Las salas de estar eran alimentadas sólo por la luz de la luna. Era todo bello, tenebroso y cálido. Entramos con mis amigos conocidos, y me encontré con amigos cercanos, de por aquí del barrio. Me encontré con C1, y la saludé. Compartimos un rato con mis amigos en el patio de la casa lúgrubre, cerca del auto donde llegamos, el cual empezó a descomponerse. Yo temí, temí por mí o quizás por todo, y huí hacia dentro de la casa. Quise huir hacia una habitación, y cuando quise entrar en ella, las velas que iluminaban su interior se apagaron. Temí aún más, y fui hacia la sala de estar, donde ahora habían menos personas, pero de todas formas habían. Llegó C1 a mi lado, ella tomó mi mano y quiso que entráramos a la habitación donde yo recién habia intentado ingresar. Yo no quería, yo temía. Ella no, y tomando mi mano, entramos a la habitación. Ella iba al frente, y bajamos una estrecha escalera de madera, tenía una curva cerrada hacia la derecha. Mientras bajábamos, de pronto los colores empezaron a aclararse, y seguimos hacia el final de la escalera, la cual terminaba saliendo de la casa, a unos dos metros de altura respecto al suelo. Yo me sentía incómodo allí, quería salir. Gonzalo estaba ahí riendo, con C1, y otro conocido, pero yo quería salir de allí. Con esfuerzo, pasé por entre unas maderas y metales erguidos, y volví hacia la sala de estar, pero ya la fiesta había terminado. No había nadie y sólo había silencio. Un silencio oscuro, solitario.
No quise estar solo, y C1 me llamó a mi celular. Me dijo que estaban en la plaza del londres con unos amigos, así que fui para allá. La plaza del londres era una esquina, al lado de un reloj muy similar al big ben, con la diferencia que éste medía sólo unos 3 metros de altura. Y allí nos quedamos, sentados, bebiendo, riendo. Repentinamente, el entorno transformábase en una playa muy peculiar. Estábamos sentados en arena, cerca de la orilla de un precipicio. El precipicio tenía unos veinte metros de profundidad, profundidad que ocupaba con autoridad un mar poderosísimo, con olas de casi dieciocho metros de altura, las cuales eran frenadas por la barrera de tierra y arena del precipicio. Nosotros estábamos arriba, así es que no nos mojábamos ni nada nos pasaba, pero yo temía. El mar era poderosísimo, era tormentoso, de un verde azulado oscuro, con constantes olas gigantescas... yo temía. Una ola gigante se ha formado y choca con fuerza muy cerca de nosotros, y el agua nos alcanza. Yo me quise ir, y todos me siguieron. Ches, Ni, C1, entre otros amigos conocidos, me siguieron. Ellos también se han incomodado en ese lugar tan voluble y peligroso. Y mientras caminábamos, me acerqué hacia C1, y le tomé la mano. Caminábamos por entre unas casas antiguas, de madera y concreto, otras de adobe, y las calles eran alumbradas por velas, grandes y pequeñas. Era oscuro, pero alegre. Era cálido. Yo sujetaba la mano de ella, y me dijo algo. Me dijo que yo le gusté mucho, pero que estaba con alguien. Yo le dije que quería decirle algo, tenía que decirle algo importante. Yo quería acercarme a ella y decírselo de forma sutil y con dejos de fuerte intensidad. Empezaron a aparecer más personas, y mayor ruido ambiental. Quería acercarme y decirle que ella me gustaba mucho, que estaba loco por ella. Estaba decidido, así es que la puse en un rincón, en la pared de una casa antigua. Y cuando iba a decirle mis pasiones... ya no era C1. Era C2, con un gesto algo impaciente. Ella me dijo: "Ya poh, dilo luego de una vez". Pero ya no era C1... y no quise decirle nada. No quise decirle nada, C1 había desaparecido.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Soliloquio del Individuo


Yo soy el Individuo.
Primero viví en una roca
(Allí grabé algunas figuras).
Luego busqué un lugar más apropiado.
Yo soy el Individuo.
Primero tuve que procurarme alimentos,
Buscar peces, pájaros, buscar leña,
(Ya me preocuparía de los demás asuntos).
Hacer una fogata,
Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,
Algo de leña para hacer una fogata,
Yo soy el Individuo.
Al mismo tiempo me pregunté,
Fui a un abismo lleno de aire;
Me respondió una voz:
Yo soy el Individuo.
Después traté de cambiarme a otra roca,
Allí también grabé figuras,
Grabé un río, búfalos,
Grabé una serpiente
Yo soy el Individuo.
Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,
El fuego me molestaba,
Quería ver más,
Yo soy el Individuo.
Bajé a un valle regado por un río,
Allí encontré lo que necesitaba,
Encontré un pueblo salvaje,
Una tribu,
Yo soy el Individuo.
Vi que allí se hacían algunas cosas,
Figuras grababan en las rocas,
Hacían fuego, ¡también hacían fuego!
Yo soy el Individuo.
Me preguntaron que de dónde venía.
Contesté que sí, que no tenía planes determinados,
Contesté que no, que de allí en adelante.
Bien.
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella,
Empecé a pulirla,
De ella hice una parte de mi propia vida.
Pero esto es demasiado largo.
Corté unos árboles para navegar,
Buscaba peces,
Buscaba diferentes cosas,
(Yo soy el Individuo).
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente.
Las tempestades aburren,
Los truenos, los relámpagos,
Yo soy el Individuo.
Bien. Me puse a pensar un poco,
Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza.
Falsos problemas.
Entonces empecé a vagar por unos bosques.
Llegué a un árbol y a otro árbol;
Llegué a una fuente,
A una fosa en que se veían algunas ratas:
Aquí vengo yo, dije entonces,
¿Habéis visto por aquí una tribu,
Un pueblo salvaje que hace fuego?
De este modo me desplacé hacia el oeste
Acompañado por otros seres,
O más bien solo.
Para ver hay que creer, me decían,
Yo soy el Individuo.
Formas veía en la obscuridad,
Nubes tal vez,
Tal vez veía nubes, veía relámpagos,
A todo esto habían pasado ya varios días,
Yo me sentía morir;
Inventé unas máquinas,
Construí relojes,
Armas, vehículos,
Yo soy el Individuo.
Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos,
Apenas tenía tiempo para sembrar,
Yo soy el Individuo.
Años más tarde concebí unas cosas,
Unas formas,
Crucé las fronteras
y permanecí fijo en una especie de nicho,
En una barca que navegó cuarenta días,
Cuarenta noches,
Yo soy el Individuo.
Luego vinieron unas sequías,
Vinieron unas guerras,
Tipos de color entraron al valle,
Pero yo debía seguir adelante,
Debía producir.
Produje ciencia, verdades inmutables,
Produje tanagras,
Di a luz libros de miles de páginas,
Se me hinchó la cara,
Construí un fonógrafo,
La máquina de coser,
Empezaron a aparecer los primeros automóviles,
Yo soy el Individuo.
Alguien segregaba planetas,
¡Árboles segregaba!
Pero yo segregaba herramientas,
Muebles, útiles de escritorio,
Yo soy el Individuo.
Se construyeron también ciudades,
Rutas
Instituciones religiosas pasaron de moda,
Buscaban dicha, buscaban felicidad,
Yo soy el Individuo.
Después me dediqué mejor a viajar,
A practicar, a practicar idiomas,
Idiomas,
Yo soy el Individuo.
Miré por una cerradura,
Sí, miré, qué digo, miré,
Para salir de la duda miré,
Detrás de unas cortinas,
Yo soy el Individuo.
Bien.
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,
A esa roca que me sirvió de hogar,
Y empiece a grabar de nuevo,
De atrás para adelante grabar
El mundo al revés.
Pero no: la vida no tiene sentido.